Nuestra Clase No Tiene Fronteras: Porque la UAW Está Tomando Acción con Trabajadores Automotrices Mexicanos

Personas con carteles se paran en el césped afuera de un edificio de oficinas. El hombre que habla sostiene una pancarta roja que dice: "Solo organizados conquistaremos nuestros derechos laborales. Casa Bajía Obrera". Otros que escuchan sostienen carteles impresos con el logotipo azul de la UAW y carteles escritos a mano que dicen "Vergüenza para VU" o "Fin de la lista negra".

Trabajadores automotrices estadounidenses protestaron el otoño pasado contra el proveedor de autopartes VU Manufacturing en Michigan. Después de que los trabajadores mexicanos votaron a favor de unirse a un sindicato independiente, VU cerró su planta y los incluyó en la lista negra de otros trabajos. El United Auto Workers respalda el creciente movimiento sindical independiente en México, reconociendo su importancia para los trabajadores de ambos lados de la frontera. Foto: Jim West/jimwestphoto.com

Traducido por Natascha Elena Uhlmann

El sindicato United Auto Workers (UAW) anunció el 23 de febrero que ofrecerá apoyo material a trabajadores automotrices mexicanos organizándose en el movimiento sindical independiente. Como miembro de la Junta Ejecutiva de la UAW, estoy orgulloso de que nuestro sindicato entiende que los futuros de los trabajadores automotrices en Estados Unidos y México están unidos.

Nuestro proyecto de solidaridad con México se trata de empoderar a nuestra membresía a ganar contratos fuertes y proteger nuestros trabajos en los Estados Unidos—y también se trata de garantizar la justicia para los trabajadores al otro lado de la frontera.

La industria automotriz no tiene fronteras, y el movimiento sindical tampoco debe tenerlas. Por cada contrato récord surgirá la amenaza de trasladar la producción a México, donde una asociación entre las compañías y los sindicatos corruptos mantiene los salarios bajos—una dinámica que oprime a los trabajadores en ambos lados de la frontera.

La ironía del libre comercio es que hasta con una mayor producción, México aun importa la mayoría de los vehículos que vende a su propio pueblo. Mientras tanto, el 75 por ciento de los vehículos fabricados en México se envían a Estados Unidos, y no cuestan menos a pesar de ser producidos con mano de obra más barata.

ZONAS DE BAJOS SALARIOS

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) cambió por completo la composición de la industria automotriz del continente, integrando cadenas de suministro transfronterizas en Estados Unidos, Canadá y México. Esta integración ha facilitado la expansión y rentabilidad de los jefes en los tres países, al mismo tiempo que perjudica a los trabajadores automotrices independientemente de su nacionalidad.

El TLCAN le costó a la clase obrera estadounidense millones de empleos manufactureros bien remunerados. Antes del TLCAN, la industria automotriz estadounidense era, por mucho, la más grande del continente. Posteriormente, la fuerza laboral automotriz mexicana de 112,000 trabajadores se multiplicó por siete, llegando a casi 900,000 en 2019—un aumento que fue especialmente concentrado en el sector de piezas automotrices. En 2016, Estados Unidos empleaba sólo alrededor del 51 por ciento de los trabajadores automotrices de América del Norte, y México empleaba al 42 por ciento.

Las ganancias corporativas derivadas del libre comercio no enriquecen a la clase obrera. Los salarios reales de los trabajadores automotrices en los tres países se han estancado—algo que impulsó la militancia de la huelga en los 'Tres Grandes' de Detroit, y las campañas actuales de organización en plantas no sindicalizadas.

Mientras los medios estadounidenses denuncian el declive de la industria manufacturera aquí, asumen que el crecimiento de la industria mexicana significa que los trabajadores mexicanos se beneficiaron. Eso no sucedió. De hecho, los salarios de los trabajadores automotrices mexicanos disminuyeron después de la aprobación del TLCAN—de un promedio de $6.65 por hora para trabajos de montaje final en 1994, a $3.14 en 2016.

México no nos “quitó nuestros empleos”. Los “Tres Grandes” fabricantes de automóviles se establecieron en México para explotar la mano de obra barata. Ahora los trabajadores automotrices Mexicanos ganan una décima parte de los salarios de los trabajadores estadounidenses.

Eso permitió a los patrones disciplinar a los trabajadores automotrices estadounidenses, impulsando un acuerdo de concesión por parte de líderes de la UAW que no estaban dispuestos a luchar. La compañía amenazaría con deslocalizar empleos a México y el sindicato cedería, asumiendo que no tenía influencia para resistir.

SINDICATOS CORPORATIVOS

Las compañías automotrices también contaron con el apoyo de sindicatos charros corruptos—lo que los sindicalistas Mexicanos llaman los sindicatos corporativos. Son un legado del antiguo gobierno unipartidista de México, donde los sindicatos oficiales se incorporaron al estado. Sus contratos se conocen como “contratos de protección”, porque protegen a las empresas y a los líderes sindicales antidemocráticos de los desafíos de los trabajadores de base.

Este acuerdo permitió a los sindicatos dependientes del Estado mantener control político sobre los trabajadores, y al mismo tiempo, suprimir los salarios, y la organización militante de los trabajadores. Los sindicatos recibieron con agrado la llegada de más industria e inversión en México, y los dirigentes recibieron su parte, a costa de la membresía sindical. Este es el sindicalismo corporativo en su forma más perversa.

En México, los “Tres Grandes” pudieron contar no solo con salarios mas bajos, sino también con el poder de imponer condiciones laborales degradantes. Podemos contar la misma historia sobre el sur de Estados Unidos, donde empresas automotrices alemanas, coreanas y japonesas han decidido utilizar leyes antisi locales y la baja densidad sindical para suprimir los salarios y mantener fuera a la UAW—hasta ahora.

Mientras que la UAW continúa organizando plantas no sindicalizadas en Estados Unidos, y busca negociar contratos aún mejores en los “Tres Grandes”, seguiremos enfrentándonos a la amenaza de la deslocalización del trabajo. Y mientras los sindicatos charros tengan el control, los trabajadores automotrices tendrán poder limitado para negociar sus propios acuerdos sólidos.

La cuestión es cómo los trabajadores automotrices de ambos lados de la frontera podemos recuperar nuestra influencia en la industria. Por una parte, estamos organizando a las plantas no sindicalizadas en el sur de Estados Unidos. Pero por otra parte, necesitamos superar nuestra tendencia a preocuparnos por los números VIN (que muestran donde se ensambló un vehículo en particular), y en su lugar redoblar nuestro compromiso con la solidaridad internacional. Simplemente “comprar productos estadounidenses” no es suficiente.

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En lugar de pensar en los trabajadores mexicanos como nuestros adversarios, debemos vernos unos a otros como socios en la lucha por el poder de los trabajadores. Ningún trabajador se beneficia de la carrera hacia el abismo que a las empresas les gusta llamar “competencia global.” Tal como lo hicimos durante la huelga de 2023, es hora de enfrentar a las empresas entre sí—pero esta vez, en toda América del Norte.

UN MOVIMIENTO MILITANTE

La UAW se unirá a la lucha junto al creciente movimiento sindical militante independiente de México. Por ejemplo, estamos apoyando al Sindicato Nacional de Trabajadores del Automóvil (SINTTIA), que se enfrenta a General Motors en la ciudad de Silao, en el centro de México, y está organizando a los proveedores de repuestos en Fränkische y Draxton desde la base, no mediante acuerdos secretos.

El pacto comercial más reciente, el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá, creó una herramienta de aplicación con cierta fuerza, conocida como el Mecanismo de Respuesta Rápida, que ha contribuido a victorias reales para los trabajadores. La UAW ha solicitado al gobierno de Estados Unidos que exija que México investigue violaciones del derecho a sindicalizarse en una planta de autopartes que es propiedad de Stellantis.

Los trabajadores automotrices mexicanos también están tomando ventaja de la reforma laboral de 2019 en su país para seguir organizándose a través de nuevos sindicatos, incluyendo la Liga Sindical Obrera Mexicana (también conocida como La Liga), y el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industria y Servicios (SNITIS), que se formó en una gran huelga donde los trabajadores obtuvieron un aumento del 20 por ciento, y un bono de 32,000 pesos.

Las administraciones anteriores de la UAW expresaron su apoyo verbal por el movimiento laboral independiente de México, pero su seguimiento fue limitado. La decisión reciente bajo el liderazgo del presidente Shawn Fain es diferente.

Nos involucramos con el creciente movimiento de sindicatos independientes mexicanos comprometidos con organizar a los trabajadores, y la democracia sindical. No les dictaremos; aprenderemos unos de los otros en nuestra lucha común por la sobrevivencia.

La UAW asignará organizadores para trabajar junto con los sindicatos independientes mexicanos y coordinar nuestras campañas juntas. Ofreceremos apoyo técnico, y asistencia de negociación e investigación, donde limitaciones de recursos inhiban a los sindicatos mexicanos de desarrollar su propia infraestructura de campaña.

Esto no se trata de que un sindicato sea mejor o más inteligente que otro. Se trata de comprometernos a compartir nuestros recursos con quienes lo necesitan, lo que a su vez mejorará nuestra propia posición negociadora. Cuando nuestra familia sindical mexicana se ponga en huelga, les brindaremos asistencia para ayudarlos a resistir la presión de las empresas a conformarse con menos de lo que se merecen.

UNA CLASE OBRERA UNIDA

Los líderes y el personal de la UAW pueden asumir estos compromisos, pero también debemos facilitar conexiones entre los miembros de la base. Las clases obreras de Estados Unidos y México se han visto enfrentadas unas contra otras durante demasiado tiempo.

En este momento, la clase dominante está utilizando la ansiedad de la gente sobre la seguridad fronteriza para fomentar la división. Cuando hacemos la vista gorda, permitimos que los Donald Trumps del mundo sigan engañando a los trabajadores. ¿Cómo es que la clase dominante puede moverse libremente a través de las fronteras, pero los trabajadores son criminalizados por lo mismo?

La mejor resistencia a Donald Trump es unir nuestras luchas obreras.

Para mí, este compromiso internacional es personal. Mi familia partió de Guatemala durante la década de 1980, y cruzó la frontera a través de México. Mi familia pudo lograr un nivel de estabilidad—en gran parte a través de empleados sindicalizados—en este país que tantos trabajadores latinos no pueden disfrutar, porque trabajan en condiciones terribles con poca o ninguna representación, ni recurso.

En las últimas décadas, he visto como los acuerdos de libre comercio devastaron a familias a través del Norte y Centroamérica. Por eso, tener la oportunidad de presentar esta moción, y comprometer a mi sindicato con la solidaridad en toda la cadena de suministro ha sido uno de los momentos de mayor orgullo en la junta ejecutiva del sindicato hasta ahora.

La UAW, y el movimiento sindical en su conjunto, enfrentan una pregunta existencial: ¿Vamos a aceptar nuestro declive, o haremos lo que sea necesario para poner fin a la carrera hacia el abismo?

Por nuestra parte, nuestra respuesta es definitiva: la única manera que podremos ganar poder en ambos lados de la frontera es aceptar a la clase obrera Mexicana como nuestros aliados, no nuestros enemigos. La UAW luchará por todos los trabajadores automotrices. Y estamos orgullosos de profundizar nuestra asociación con nuestra familia sindical en México.

Brandon Mancilla es director electo de la Región 9A de la UAW.